lunes, 4 de julio de 2011

Entronizaciones

Entronizar el respeto a la diversidad

Por Tere Cubells, Espacio de Género Frente Grande Chaco

En una democracia todas las personas tienen igual derecho a conducir sus vidas como lo decidan, respetando el derecho de los demás a hacer lo mismo, siempre y cuando se respete la ley.

Defender la laicidad del Estado, habitualmente, es enfrentar el poder simbólico de la Iglesia Católica. Aunque muy lejos de nosotr@s está el deseo de enfrentarnos con nadie, ya no podemos desde nuestro lugar de ciudadan@s y desde nuestro espacio de militancia seguir callándonos ante el avasallamiento constante por parte de nuestros representantes elegidos democráticamente o designados por quienes lo han sido. Avasallamiento que se traduce en la creciente ocupación del espacio público por parte de imágenes religiosas y ritos de una determinada religión –aunque podría ser de otras, o varias- en detrimento de la libertad que ese espacio común debería expresar.

En este caso nos referimos a la entronización de una Virgen o la Virgen del Valle, en la Cámara de Diputados de la Provincia. Una contradicción en sí misma, ya que en dicho lugar se supone existe o debería existir el total y absoluto respeto y equidistancia de cualquier religión, siendo ese ámbito un lugar de pensamiento y expresión de ideas que no debe estar condicionado por dogmas, aunque sus integrantes los tenga.

Además sabemos, porque lo padecemos diariamente, que la misma es una más de las tantísimas que ya hay junto con crucifijos y demás esfinges en lugares públicos.

También queremos que quede bien claro que nuestros planteos no tiene nada que ver con una afrenta a las más íntimas convicciones religiosas o elecciones de conciencia de cada un@ de nuestr@s diputad@s o representantes. Pero entendemos que colocar esfinges de un credo particular, atenta contra la libertad de conciencia de los millones de argentinos y argentinas que no profesan el culto católico apostólico romano, ya sea porque eligen otros cultos o porque deciden no profesar ninguno. Nada diríamos si actos de este tipo son de carácter privado o se hicieren en los ámbitos propios de ello y con recursos de quienes profesan esa religión, pero no es así.

Además, ya vivimos hace poco, que él arzobispo, en oportunidad de un homenaje al ex Papa Juan Pablo II en Casa de Gobierno - llamó la atención- retó a los legisladores y legisladoras que votaron a favor del matrimonio igualitario, despreciando de este modo lo que fue aprobado democráticamente por una amplia mayoría y ahora en la Cámara de Diputados Monseñor Fabricio Sigampa, nuevamente dejo en claro en su intervención, –desde su óptica dogmática-cuál es el lugar de la mujer en nuestra sociedad – como meras reproductoras y no de ciudadanas con derecho a elegir que hacer de sus vidas en todo sentido. Y lo hizo, justamente en el lugar donde se deben discutir las leyes que cambien el rol del Estado en el respeto a los derechos a las mujeres, condicionando de este modo, el destino de las mismas.

Dar carácter público a actos religiosos de un credo o sistema de creencias específico solo amplía la situación de discriminación a otros sectores religiosos, como así también a no creyentes o a quienes adhieren a otros credos. En ese sentido, el carácter pretendidamente ecuménico de estos actos no hace más que encubrir la injusta situación vigente en lo relativo a la libertad de conciencia. Por ello, les pedimos a nuestros representantes que hagan cesar esas acciones contrarias a quienes no compartimos su sistema de creencias, respetando la Constitución Nacional y la Constitución Provincial.

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