Intervención de la Diputada Nacional Adriana Puiggrós -FrenteGrande-Frente para la Victoria- en la media sanción por parte de la Cámara de Diputados de la Nación de la modificación del régimen de matrimonio civil.
Buenos Aires, 7 de mayo de 2010.-
INTERVENCIÓN DE PUIGGRÓS A FAVOR DE LA IGUALDAD DE DERECHOS
"El respeto por la identidad y la diferencia están en la base de las democracias"
Votaré
Muchos diputados han mencionado que esta sesión se desarrolla en un clima de respeto, con lo cual acuerdo, pero debo decir que este respeto se lo ganaron los ciudadanos acerca de cuyos derechos debatimos hoy- gay, lesbianas, trans, travestis.- Ellos lograron hoy que nos refiramos con respeto a sus derechos tras una larga tradición de denigración que no solo abarca desde el nazismo hasta los paredones de la Dictadura argentina…sino su propio hogar familiar, la escuela, el trabajo, la hipocresía de decir que son iguales pero negarles los mismos derechos, el lenguaje, que es una construcción social por excelencia Nuestro lenguaje es una construcción de la sociedad occidental que tiene incrustado el sexismo, es homofóbico, discriminador y resulta muy difícil escapar a las redes de esa versión del lenguaje pues de ella aprendimos las primeras palabras, aprendimos a amar y a odiar, a tolerar y rechazar. Quiero informarles que la semana pasada aprobamos por unanimidad un proyecto de introducción de lenguaje no sexista en la administración pública, de
La emergencia en el terreno de los derechos sociales de vínculos que en la sociedad occidental moderna sólo podían tener existencia en la clandestinidad, plantea problemas teológicos importantes y enfrenta a las corporaciones religiosas con el discurso constitutivo de nuevos sujetos de derecho. Pero también hay militantes de todas las religiones que comprenden que las sociedades actuales, incluida la Argentina, han empezado hace tiempo a transitar hacia nuevas formas de organización familiar y de relaciones interpersonales y aspiran a que las normas que rigen su práctica religiosa no coloquen como condición excluyente definiciones esencialistas sobre la elección genérica y las formas del matrimonio.
De acuerdo con mi formación científica y cultural la sexualidad humana se expresa en distintos géneros, que no son esencias, no son “naturales”, sino producto de una compleja combinación de factores genéticos, sociales, y culturales. Respeto a quienes consideran que la diferencia entre hombre y mujer es esencial y que los textos sagrados han establecido de manera inapelable el matrimonio heterosexual para constituir una familia, pero no se trata ésta de una discusión sobre verdad sino sobre derechos.
Si algo es rescatable de las sociedades occidentales de la postguerra es la extensión de los derechos humanos, entre los cuales el de elección del género es probablemente uno de los más desgarradores, de los más íntimos, de los más humanos. Pero la identidad genérica ha despertado temores y terrores, ha sido usada como un instrumento del poder. Históricamente, en la Argentina se han equiparado las formas no estrictamente heterosexuales con las peores enfermedades y males sociales, siguiendo la línea de
El respeto por la identidad y la diferencia están en la base de las democracias. Una cosa es la discusión metafísica, que tiene sus reglas y su valor, y otra la discusión cultural y social que afecta la vida concreta de personas que sufren, que producen, que llevan una vida igual que la de las familias heterosexuales, van al supermercado, a la oficina, a la universidad, al cine y a la fábrica, que de hecho cohabitan y construyen una vida en común, que comparten una economía que incluye bienes y compromisos, que son solidarios en la salud y en
El hecho de que la convivencia entre personas del mismo sexo haya tomado visibilidad y avanzado hasta instalarse como una cuestión política y jurídica demuestra que la sociedad es más democrática y la mayoría rechaza la discriminación.
Concluiré aludiendo a un grupo profundamente discriminado, el de los niños y adolescentes que reclaman desde los institutos de menores, desde la calle, o desde los rincones de la sociedad donde una madre dio a luz careciendo de brazos para sostenerlos, no existe una familia que se haga cargo, ni alguien que los quiera para siempre.
(1) Salessi, Jorge, Médicos,maleantes y maricas, Buenos Aires, Beatriz Vitero Ed. 1995
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