jueves, 22 de noviembre de 2012

Unirse


“La necesidad de unirse de manera organizada y solidaria”

Documento político del Frente Grande
Argentina, 19 de noviembre de 2012.-


La Asamblea Nacional del Partido Frente Grande  ratificó por unanimidad su compromiso con el gobierno y la conducción política de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, así como su pertenencia al “Frente para la Victoria” (FPV) y a “Unidos, Organizados y Solidarios”. El evento se desarrolló en la ciudad de Buenos Aires, el  pasado sábado 10 en la sede nacional de la CTERA, al día siguiente de la realización de un exitoso acto efectuado en el local del sindicato telefónico porteño de FOETRA.

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Junto a otras organizaciones del espacio kirchnerista, como la Corriente Nacional de la Militancia y organizaciones partidarias,  sociales,  sindicales, organismos de DD.HH y culturales, formamos parte de la fuerza política cuyo corazón es la justicia social, la independencia económica y la soberanía política, inscriptas en la historia y la política argentina por Perón y Evita, que se nutrió y superó en este Siglo XXI de los ideales y la fuerza  de las realizaciones de Néstor y Cristina, a los que se sumaron agrupamientos de orígenes políticos distintos, que entienden la democracia política como inescindible de la justicia social y la perspectiva de los Derechos Humanos.
La necesidad de unirse de manera organizada y solidaria se da en el marco de una situación del país caracterizada por estar dotada de un grado importante de estabilidad y ocupación, sostenido por la política de crecimiento con justicia social, de compromiso latinoamericanista, en momentos en que el capitalismo hegemónico pasa por la más extendida crisis de su historia. La Argentina, lejos de estar atravesando una situación trágica-como quieren hacernos creer los medios monopólicos- enfrenta exitosamente los problemas que se expresan en la vida “normal” de una sociedad inserta en un mundo globalizado en crisis y del devenir de un gobierno cuya política nacional y popular es atacada por las fuerzas monopólicas, conservadoras y represoras. Por esa razón, el Frente Grande subraya que los problemas principales del país se ubican en el antagonismo entre los intereses del gran capital financiero y los del pueblo, y no en aquellos verificados en el interior del campo nacional, popular y democrático, al mismo tiempo que rechaza las posturas que plantean diferencias estratégicas entre la política de Néstor y la de Cristina.
La Presidenta CFK ha propuesto una consigna que es una identidad, que es un compromiso y sobre todo es una tarea militante: unirnos y organizarnos, de manera solidaria. Con esa convicción tenemos que trabajar con cada uno de los que componen el 54% que votó la política del gobierno kirchnerista, profundizando los niveles de conciencia, formando a los militantes, fortaleciendo la dirigencia y trabajando para desarrollar la organización en los puntos más profundos de la geografía social del movimiento.
Tenemos por delante otra tarea que es crucial: esclarecer a quienes son opositores aunque hayan conseguido trabajo, jubilación, protección social, libertad de expresión, más escuelas, educación superior en sus localidades, mejores servicios de salud, como resultado de la política de nuestro gobierno. Usando los restos de individualismo antipolítico que existen en la sociedad, los instrumentos de difusión ideológica del bloque dominante alientan el miedo y el desánimo, distorsionando u ocultando acciones positivas del gobierno y exagerando errores secundarios. Ese aparato de difusión, todavía dominante, aún ejerce una influencia significativa, al estimular contradicciones, exasperar emociones y alentar subterráneamente  las peores ideas de los dominadores. No se trata de un mensaje mesiánico construido a tontas y a locas, sino de una política cotidiana y persistente, organizada gerencialmente y a la que se prestan en un acto autodestructivo  de subordinación muchas fuerzas de la oposición. Una enérgica e imaginativa acción político-pedagógica se hace indispensable, y para ello se requiere del aporte militante de todos, pero en especial el de los jóvenes, con su fuerza, su imaginación y su capacidad.
Debemos militar con total conciencia de la necesidad de actuar organizadamente. El Frente Grande comprende la importancia de saber combinar la disciplina que requiere la coherencia de una fuerza política con la valoración de los diferentes orígenes e identidades comprometidos con el proyecto nacional, popular, democrático y latinoamericanista. Los juicios críticos deben realizarse con criterio y oportunidad para no negar le realidad. Ello obliga a un lenguaje comprometido y austero tanto en estas acciones como en las de apoyo a la propia política.

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El Frente Grande asume la noción de  justicia social de  Néstor Kirchner: la justicia social inseparable de la Verdad, Memoria y Justicia, de los juicios a los represores como aspectos de una misma concepción de la política y de la vida. Es el amor al Pueblo, es el humanismo de Néstor, que debemos difundir por toda nuestra sociedad. Es el que guía a nuestra Presidenta cuando su gobierno debe enfrentar cotidianamente al conjunto de  los más poderosos intereses que como los que se enriquecen explotando nuestra tierra, nuestras minas y destruyendo nuestro medio ambiente, atacan las medidas que significan la felicidad del Pueblo, rechazan a los jóvenes, denigran a los maestros y a la escuela pública, se horrorizan ante la diversidad de género, monopolizan las comunicaciones y confluyen en éxtasis cuando un interés antinacional golpea al estado argentino.

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En Defensa y Seguridad, el Frente Grande ha respaldado y apoya firmemente la política  emprendida por NK y CFK. La defensa inclaudicable de recuperación de las islas Malvinas y del Atlántico Sur por la vía pacífica; la subordinación de las FFAA al poder civil, la modificación de los planes de estudio de las escuelas formadoras de sus cuadros de oficiales y suboficiales, la derogación del Código de Justicia Militar. Y en una perspectiva no menor la Defensa argentina participa activamente desde su creación del Consejo Suramericano de Defensa (CSD) de la UNASUR, esbozo de la coalición latinoamericana en la materia que supere el dependiente panamericanismo.
Por su parte, la política de seguridad como prevención y la participación de la comunidad en su consideración y orientación; la capacitación de las fuerzas de seguridad, tanto intelectual como tecnológicamente, y el empeño puesto en las luchas contra todo tipo de delito organizado como la comercialización del narcotráfico y la trata y explotación de personas tanto en lo laboral como en lo sexual.
El Frente Grande, como integrante del bloque parlamentario del Frente para la Victoria, participó de la aprobación de una inédita y avanzada legislación que amplía derechos vinculados a la dignidad,  como la trata de personas para su explotación laboral y sexual, la derogación del avenimiento, la ley contra el femicidio, así como la norma que establece el derecho sin limitaciones a la educación en todos los niveles educativos en todos los penales del país.
Junto a las acciones emprendidas en la dimensión anteriormente mencionada, el Frente Grande apoyó con el trabajo y el voto de sus diputados la ley de matrimonio igualitario, la ley de identidad de género, el programa de prevención y atención de los consumidores y adhiere a la lucha por la despenalización del aborto, así como la despenalización de la tenencia de estupefacientes para consumo personal.

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El Frente Grande coincide con el gobierno en la enérgica política monetaria y de atesoramiento de divisas internacionales para cumplir las metas logradas por la extraordinaria renegociación de la deuda externa ejecutada por Néstor Kirchner, que fue coronada por la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central. Son medidas destinadas a la reconstrucción del Estado Nacional, a las que se suman la recuperación para  el Estado de  la Nación Argentina de Aerolíneas Argentinas, YPF e YCF, el Correo, Aguas Argentinas, los astilleros Tandanor y Almirante Storni, la Fábrica Militar de Aviones de Córdoba “Brigadier San Martín”,  el avance en la recuperación de la red ferroviaria, la puesta en marcha de las más importantes centrales energéticas. Hoy podemos asistir al repotenciamiento de carreras técnicas y de las ciencias duras, desde – por ejemplo- la formación de ingenieros navales e industriales, matemáticos y agrimensores porque la industria así lo requiere por la inducción que emprende en ese rumbo la política económica del gobierno nacional. Forma parte del fortalecimiento del Estado, el diseño y ejecución de un moderno y democrático programa de documentación para todos los argentinos y el enorme y capital hecho que implicó la recuperación de los fondos para las jubilaciones expropiados en el negocio turbio de las AFJP.

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El Frente Grande  considera que la Ley Servicios audiovisuales es una norma fundamental para llevar a delante el proceso en curso de democratización profunda de la sociedad. La ley de servicios de comunicación audiovisual se basa en el trabajo desarrollado por organizaciones sociales y cooperativas, sindicatos, universidades, organismos de Derechos Humanos, asociaciones de radiodifusores y radios comunitarias que forman parte de la Coalición por una Radiodifusión Democrática – que ahora como Coalición por una Comunicación Democrática integra nuestro partido – y ha tenido en cuenta los “21 puntos por el Derecho a la Comunicación” diseñados por aquella.
Hay que asegurar con políticas activas el Derecho a la Expresión, a la Información, a la Comunicación y la plena participación de todos los sectores en la vida ciudadana. El desafío de la plena vigencia de la Ley de Medios de Comunicación Audiovisual, en cuya sanción parlamentaria, el Frente Grande tuvo el orgullo de participar, implicará una primera instancia de la división de la propiedad monopólica de las empresas mediáticas concentradas, la continuación de las numerosas acciones emprendidas por el gobierno con el desarrollo de una activa política del INCAA, el desarrollo de la Televisión Digital Abierta (TDA), el Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentino (BACUA), el Plan de Contenidos Audiovisuales Digitales para TV, y el rol singular de Conectar Igualdad, cuyo despliegue ha significado una democratización social y geográficas de repercusiones notables en la vida cotidiana y los derechos informativos y educativos de los sectores más postergados de nuestra sociedad. La construcción de nuevos medios de propiedad social, cooperativa, de las universidades y de los municipios, entre otros, implicará que en todos ellos- y también en los propiedad privada comercial, debe plantearse un proceso de democratización que resguarde los derechos del público y de los trabajadores de la comunicación.

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La política de comunicación es indisociable de las políticas educativas y de las científico- tecnológicas. Dado su gran impacto en la cultura de millones de argentinos es necesario potenciar los programas que orientan la investigación y el desarrollo destinados a la producción de tecnología de la comunicación nacional, así como la política educativa universal, destinada a la inclusión de todos los argentinos: la asignación universal por hijo, el programa FINES, las 1400 escuelas,  el programa Conectar Igualdad, la reforma de la secundaria, las nuevas universidades a las que llegan sectores populares, entre otros. La televisión digital, canales estatales como “Encuentro”, “Paka-Paka” deben multiplicarse en las universidades, colegios, gobiernos provinciales, municipios.  El Frente Grande sostiene que hay que llevar a cabo una lucha muy profunda para disponer del sistema escolar, de recursos económicos, técnicos, de capacidad artística, de capacidad informativa, de movilización político- cultural popular, para que la transformación del proceso de comunicación social y la educación nos conduzcan a una auténtica democratización y se liguen estructuralmente al proceso de desarrollo con justicia social.

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La Argentina está transitando cambios profundos que se sustentan en una legislación de signo distinto de las normas que el liberalismo impuso históricamente. El Frente Grande considera que es indispensable dictar una nueva Constitución que recoja los principios sociales de la de 1949, así como los referidos a los derechos humanos y los tratados internacionales de la reforma de 1994.  La constitución debe ser reformada ampliamente, así como lo determina su propia letra y su propio espíritu, para profundizar y sostener los derechos  políticos, sociales comunicacionales, económicos, que el pueblo argentino ha conquistado y lucha por profundizar. Ningún tema debe quedar fuera de la discusión. No se trata de una propuesta que se pueda limitar a la discusión de la duración de los mandatos políticos, sino que éstos deben examinarse jurídicamente como parte del conjunto de los procesos políticos que hacen a la vida de nuestra sociedad. Hay deudas con el pasado, como la separación completa de la Iglesia Católica de la estructura del Estado, del mismo modo ese laicismo implica que ninguna otra religión, creencia, valoración o pensamiento político pueda considerarse fuerza directora del Estado y la sociedad. Hay deudas con el futuro que deben saldarse con la nueva escritura propuesta, por ejemplo respecto de la propiedad social y explotación sustentable de los recursos naturales. Ella está basada en la irrenunciable convicción de que esta la voluntad general del pueblo libremente expresada la que define los contenidos, forma y objetivos de un proyecto político nacional; que es el pueblo el que tiene en todo momento, la potestad de modificar la forma de gobierno en la que su sociedad se desarrolla.

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La política exterior de la Nación ha tenido un cambio sustantivo en el gobierno kirchnerista, porque ha recuperado la vocación por lograr con realismo y dignidad  la  máxima autonomía posible en el marco de la más construcción contemporánea de América Latina. La creación y desarrollo de  la UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas), cuyo primer secretario ejecutivo fue Néstor Kirchner y la ampliación del Mercosur con el ingreso de Venezuela, nos marca el norte de nuestro rumbo exterior. Ello ni hubiera sido posible si no se hubiera efectuado la operación de renegociación de la deuda externa que constituye tanto un acto económico como una decisión de política exterior de primer orden que se presenta eficaz y orgullosa ante el mundo de la crisis internacional. Y tampoco si no se hubiera enfrentado el proyecto norteamericano del ALCA, motorizado por Bush y derrotado en la reunión de las Américas de Mar del Plata por la decisiva intervención de Néstor Kirchner. El espíritu de San Martín y Bolívar y las luchas nacionalistas, populares, democráticas y antimperialistas del siglo XX  las orientan, informan y presiden en este enorme esfuerzo de lucha continental que nos incorpora e instala en una  digna y eficaz posición en un mundo multipolar y globalizado donde la lucha por los pueblos frente al poder financiero internacional se presenta como el desafío principal. Allí no estamos aislados, sino por el contrario plenamente ubicados en unas relaciones que pretenden ser lo más igualitarias posibles en los territorios del comercio y la inversión, del intercambio cultural y de intercambio laboral y turístico de millones de personas y de la igualdad. Por eso, desde la mirada de esta política exterior, el kirchnerismo ha diseñado la plena igualdad de los hermanos latinoamericanos y de otras latitudes que vienen a trabajar en el país. Es el plan “Patria Grande” que ha legalizado a los trabajadores que construyen protagónicamente la Argentina contemporánea.
Y esta Argentina que se mueve en el mundo tiene amplias relaciones con el estado del BRIC (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Ha abierto una enérgica política comercial con países  emergentes como Angola, Azerbaiján y Vietnam y tomó una decisión valiente y justa con el reconocimiento del Estado Palestino, legítimo representante de ese pueblo árabe  golpeado por el acoso militar de la intransigencia de Israel en reconocer su derecho a la existencia estatal.
El Frente Grande ha sostenido desde su origen una vocación latinoamericana  que se manifiesta en su integración a la COPPAL (Confederación de Partidos Políticos de América Latina)  y al Foro de San Pablo. Por ello es que nos identificamos plenamente con los procesos latinoamericanos que lideran Chávez, Dilma, Evo y Correa  y entendemos que todos ellos y nosotros somos parte de un movimiento nacional, popular, democrático, continental que procura la igualdad social mediante el desarrollo económico atravesados por la soberanía política ejercida en democracia pluralista. Desde esa posición entendemos que América Latina es plenamente solidaria con la lucha nacional del pueblo cubano frente al bloqueo económico establecido por los Estados Unidos desde 1959 y entendemos que el sub continente debe ser solidario con sus luchas y problemas e integrarlo plenamente al emergente nuevo orden latinoamericano.

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El gobierno popular se encuentra ya enfrentado, y lo será más en los próximos meses de un año electoral, a un desafío de la oposición y del bloque dominante encabezado por su aparato mediático para deslegitimar su gestión.
Es decisivo entender que, más allá de recoger críticas puntuales que se exaltan para conducir el proceso de cuestionamiento al gobierno de Cristina, el eje central de esta oposición partidario mediática procura cambiar el eje de la política nacional. Más allá del presunto espontaneismo de los manifestantes con tanto entusiasmo registrado por el bloque que enfrenta el modelo popular, los objetivos son los mismos. Cambiar la política económica para volver al mercado internacional de capitales, desvalorizar la propia moneda  nacional para subordinarse al dólar, reducir las prestaciones sociales que emparejan las condiciones de vida en las sociedad de los sectores populares, retornar a un diálogo internacional con las potencias dominantes de  Occidente, dar por cerrado el capítulo de juicio de las responsabilidades por la represión directa y las políticas dictatoriales, entre otras.
Los verdaderos objetivos de la oposición se esconden detrás de afirmaciones de impacto social, como la posibilidad de una abrupta reducción de los niveles de inseguridad y una mejora de los niveles de ingreso y consumo, que se lograrían reduciendo drásticamente la intervención del Estado. La irracionalidad y los bajos niveles de conciencia social de los sectores conservadores movilizados son alimentados por los medios para que aquellas creencias obstaculicen la comprensión de los procesos reales.
El rol del Frente Grande en la circunstancia es el de mantener y profundizar la unidad con los sectores más cercanos en la consideración profunda del proyecto kirchnerista.  De tal modo, su pertenencia a Unidos, Organizados y Solidarios debe ser firme y cooperativa. Pero también debe sostener su presencia en el Frente para la Victoria, estimando que esa coalición conjuga un voto masivo de adhesión a las políticas presidenciales.
Frente a la ciudadanía, en particular de sectores medios que manifiestan un descontento parcial ante algunas acciones del gobierno, la posición del Frente Grande será la de afrontar esta circunstancia con el mayor esfuerzo de explicación y fundamentación de las acciones de gobierno en curso. Hay sectores minoritarios de ultra derecha que no se pueden asociar con progresistas confundidos. Está en nuestro interés que las definiciones democráticas que sustentamos contribuyan a separarlos de aquellos y aún de los grupos liberal-conservadores que, con el discurso de un republicanismo liberal abstracto, niegan en los hechos cualquier perspectiva de reforma o mejora social. Un accionar inteligente y enérgico de nuestra fuerza puede impedir una involuntaria contribución a aquella unidad.
La definición electoral de octubre próximo dependerá de nuestro comportamiento como gobierno y fuerza política. Se registrará, entre otras instancias, en como procesemos la instalación progresiva del nuevo modelo de comunicación audiovisual, en una batalla que será política, jurídica y comunicacional. Nunca deberemos dejar caer la bandera que refleja que el ambiente político de nuestro país es el más libre desde 1955, conteniendo el conjunto de las libertades públicas, de reunión, asociación y expresión políticas, entre ellas – y no es la menor – el otorgamiento de espacios audiovisuales igualitarios para todos los partidos que compiten en los comicios. No puede ser noticia la movilización conservadora de sectores medios ni en tiempos lejanos o cercanos de la vida argentina. Ni las movilizaciones de Blumberg ni las de las patronales agrarias pudieron impedir el voto del 54 % por  Cristina en las últimas elecciones. La Presidenta ejerce el gobierno con capacidad indudable de gestión y energía, que es lo que se necesita y que tiene al mismo tiempo el liderazgo político de una amplísima mayoría popular.

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Desde ahora hasta octubre, la militancia territorial, en organizaciones y la electrónica deberá ser inteligente, paciente, imaginativa y alegre con un amplio énfasis en lo dialógico y en la unidad.  Los dirigentes nacionales y provinciales del Frente Grande, sus diputados nacionales, provinciales, concejales, funcionarios nacionales y provinciales, referentes políticos, cuadros  de  la juventud, intelectuales, docentes, científicos y técnicos y el conjunto de los militantes renuevan su compromiso en esta lucha del pueblo con toda su lucidez, inteligencia, prudencia y energía.
A luchar en lo político, lo social y en lo electoral, en defensa  del gobierno democrático y popular de Cristina y por la Argentina justa e independiente.

Adriana Puiggós
Presidenta Frente Grande
Mario Secco
Vicepresidente 2° Frente Grande
Soledad Martínez
Vicepresidenta 3° Frente Grande
Daniel San Cristóbal
Sec. Gral. Frente Grande

       

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