Violencia de Género en el Chaco
Solidaridad del Frente Grande con las Víctimas
Trata de personas, violencia de
género, femicidios, discriminación laboral, penalización del aborto, acoso
sexual, maltrato en salud pública, entre otros muchos padecimientos cotidianos
de la mujer, son el resultado de una sociedad machista, patriarcal que se
manifiesta en las Instituciones y así maltrata en la mayoría de los casos que
ellas piden atención o ayuda.
Distintos medios de comunicación así
como las redes sociales han sido en estos últimos meses el espacio que víctimas
y familiares utilizan para poder hacer visible sus denuncias, ante la ausencia
estatal.
La gran coincidencia es que las mismas
involucran a mujeres que sufrieron algún tipo de violencia y que previamente a
esta exposición han recurrido a la institución policial, no encontrando en ella
acompañamiento ni acciones que respalden su decisión, conducta que debería ser
norma en ellas. Esto nos muestra que las víctimas que se acercan a estas
instituciones para contar un hecho íntimo, violento, que compromete su
integridad y resulta traumático no cuentan con el compromiso, obligatorio y
celeridad, por parte del Estado.
En un alto número de casos el personal
policial, frente a esta situación utiliza una discrecionalidad, que no le está
permitida legalmente e indaga a la víctima. Decide en ese mismo momento si
creerle o no, si es merecedora del auxilio de la institución, guiado una visión
machista “naturalizada” en su seno y estos
patrones culturales hacen que se culpabilice a la mujer–víctima.
Por lo descripto anteriormente el
Estado no actúa en el momento justo, generando desconfianza y desprotección a quién
lo requiere y a la sociedad toda.
Nuestra provincia cuenta con
herramientas para desarmar esta realidad cotidiana: ha adherido por Ley 5492 a
la Ley nacional 24632, “Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer - Convención de Belem Do
Pará”. Claramente se establece en su artículo 8 inciso d) que el Estado
debe “suministrar los servicios especializados apropiados para la atención
necesaria de la mujer objeto de violencia, por medio de entidades de los
sectores público y privado, inclusive refugios, servicios de orientación para
toda la familia, cuando sea el caso, y cuidado y custodia de los menores
afectados.”
La Ley nacional 26485 provee de una
serie de herramientas en pos de eliminar los obstáculos en pos de la igualdad,
eliminar la violencia contra la mujer y el desarrollo de políticas públicas
sobre la violencia contra las mujeres.
Además se ha sancionado la Ley 6976
que establece claramente que se debe incorporar personal que no tenga estado
policial en las fuerzas de seguridad, que se debe comunicar inmediatamente a la
autoridad judicial los posibles delitos de los que tenga noticia, además de
establecer que es la instancia estatal orgánica específica, especializada y
profesional que tiene la responsabilidad del mantenimiento del Estado
democrático de derecho, mediante su intervención en la prevención, conjuración
e investigación de los delitos. Nos preguntamos ¿cómo podrá investigar delitos
o prevenirlos si rápidamente descarta en sus oficinas a personas que informan
sobre ellos?
Por todo lo anteriormente explicitado
decimos que es imperioso un cambio de paradigma sobre el funcionamiento del
Estado Provincial en la materia.
Un cambio que unifique los esfuerzos
aislados que existen, para lograr lo necesario, la atención, la aplicación de
las normas y los procedimientos con
perspectiva de género por parte de l@s funcionari@s ligados a la detección e
investigación de delitos. Se necesita la
comprensión clara y contundente, en
todos los niveles del Estado, para que toda
mujer que haga una denuncia deje de ser una doble víctima, por un lado
del delito en sí y por el otro de la
omisión de investigar y de la revictimización por los prejuicios y estereotípos desde el propio Estado.
El Poder Judicial es además un
ausente permanente en políticas investigativas y reparatorias. Anquilosado
sobre sí mismo no otorga ninguna garantía ni protección a las víctimas de
violencia, sólo burocracia.
La formación de agentes policiales,
judiciales y funcionarios del Estado sobre la base de ese nuevo paradigma
requiere de funcionarios públicos y un sistema político que haga suyo ese
problema, que elimine sus propios prejuicios y estereotipos que revictimizan
en forma permanente a la mujer y establecen un corsé ideológico sobre el cual
bandas de delincuentes operan y personas que reproducen la violencia actuando
violentamente sobre una supuesta “acción privada”.
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Desde ésta perspectiva, el Frente Grande del Chaco acompaña a las
victimas diarias de la violencia y expresa su compromiso en la búsqueda de
respuestas a sus demandas.
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