viernes, 3 de febrero de 2012

Malvinas: la activa paciencia argentina


“La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable  del pueblo argentino”.
Esa es la política argentina respecto de Malvinas porque está escrita en esta cláusula especial de la Constitución Nacional que se votó por unanimidad en el Congreso Constituyente de 1994.
Al definir la lucha por las Malvinas desde “los principios del derecho internacional” la Argentina ha renunciado de manera absoluta a la guerra y se ha comprometido definitiva y absolutamente por la soberanía.
El partido Frente Grande valora como un signo extremadamente positivo para nuestro país y para la región que toda América Latina haya respaldado con energía  la convicción argentina sobre Malvinas y las islas del Atlántico Sur.
Es desde esa energía que Argentina ha retomado las mejores tradiciones de su política exterior, aquella que el canciller Juan Atilio Bramuglia acuñara en las Naciones Unidas al final de la década de los ´40 cuando pronunció su inolvidable sentencia “las Malvinas han sido, son y serán argentinas”.
Frente a los pronunciamientos de las Naciones Unidas, con sus resoluciones 2065 y 1514, donde la comunidad internacional fijó el rumbo pacífico para resolver los problemas coloniales pendientes, la reacción del gobierno conservador-liberal David Cameron ha sido la de exaltar el ánimo guerrerista, en medio de un contexto nacional y regional de crisis del capitalismo central.
Los imperialistas y colonialistas británicos se tuvieron que ir de la India por la lucha de Gandhi, se tuvieron que ir de Kenia, se tuvieron que ir de Hong Kong, se tuvieron que ir de Singapur, se tuvieron que ir de Yemen, se tuvieron que ir de Sudán. ¿De cuántos lugares se tuvieron que ir? También de Irlanda.  Mientras ellos se encrespan en su Cámara, y afuera de la Cámara protestan los desocupados; mientras la Unión Europea cruje y ellos se encierran insolidarios; mientras los escoceses luchan entre la autonomía plena y la independencia y cruje su antiguo Reino Unido; mientras se osifica su Comonwealth –pálida sombra de los restos de su antiguo hegemonismo mundial-  es la hora de la activa paciencia argentina que está desestabilizando un establishment anacrónico.
Por ello, el escenario de la guerra con la movilización de barcos de combate de última generación y el envío del eventualmente próximo rey, constituye el escenario exasperado que intentan construir como alternativa a la política desarrollada por el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a través de la Cancillería.
La Argentina busca sentar al gobierno de la todavía monarquía del todavía Reino Unido a la mesa de la negociación: años, lustros o décadas será el lapso de tiempo para lograrlo. Por ello, la actividad argentina deberá tener paciencia. Con esa activa paciencia dejará desconcertada a la política thacheriana del gobierno conservador que representa lo peor de Gran Bretaña, porque exalta la guerra que es la política de la policía internacional de un orden caduco.
Argentina, un país de inmigración y pluralidad cultural renovará su diálogo con los habitantes de las Malvinas “respetando el modo de vida de sus habitantes”.
Será necesario que, junto a la acción eficaz del gobierno, los diversos sectores de la sociedad argentina (políticos, sindicales, culturales, religiosos, entre otros), se comprometan para dialogar con sus pares en Inglaterra para distinguir el tema excluyente de la soberanía del pasado de la guerra.
La Argentina vencerá pacíficamente en Malvinas, en diez o en cien años, con la América Latina que se construye solidaria. Vencerá con ella la justicia que es el otro nombre de la paz.

Adriana Puiggrós
Presidenta del Frente Grande

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